El conflicto minero arrancó el 23 de mayo, pero desde la
medianoche del domingo al lunes se ha sumado la paralización casi total del
transporte de viajeros por carretera y parcial del de mercancías. Algunos
camiones circulan en convoyes bajo protección policial. Las empresas han
denunciado agresiones y sabotajes a los vehículos destinados al cumplimiento de
los servicios mínimos. Varias ciudades están sin autobuses desde el lunes, no
hay transporte escolar y los servicios regulares interurbanos y supraregionales
apenas operan. Hasta ahora se han producido varios heridos en los disturbios.
Desde el día 29, cinco mineros permanecen
encerrados en la séptima planta del pozo Candín, en Langreo, a 600 metros de
profundidad, y otros tantos en la novena planta del pozo Santiago, en Aller, a 500 metros de la
superficie, y aseguran que no depondrán la protesta mientras el Ministerio de
Industria no reconsidere su decisión. Otro grupo de mineros protagoniza una
acampada en Oviedo frente a la sede de la Delegación del Gobierno en Asturias.